📢 Aunque en el libro ya aparece este concepto, es cierto que en los últimos 2-3 años ha aumentado sustancialmente tanto el interés científico por el mismo, como su aplicación a la evaluación y el entrenamiento de los deportistas de resistencia. De hecho, en la 2ª edición, en la que ya estoy trabajando y que espero que vea la luz en el segundo semestre de 2025, tengo la intención de dedicar un capítulo específico a la durabilidad / resiliencia.

🔍 Así pues, ¿a qué hace referencia este concepto?

Aunque por supuesto se ha definido de diferentes maneras, yo me quedo con ésta: «momento a partir del cual empiezan a degradarse, y en qué magnitud lo hacen, los indicadores de rendimiento durante un esfuerzo prolongado». De esta formulación, podemos extraer dos conclusiones importantes: existe una durabilidad para cada indicador de rendimiento (ya sea de carga interna o de carga externa, de carácter más fisiológico o más mecánico) y dos condiciones fundamentales que la determinan: a partir de qué momento la fatiga empieza a afectarle y cómo es de pronunciada su curva de degradación. A la vista de ello, si queremos evaluar el grado de resiliencia / durabilidad de un corredor es necesario parametrizar, como mínimo, los siguientes aspectos:

1️⃣ Indicador o indicadores de rendimiento que vamos a utilizar para observar qué efecto tiene sobre él/ellos la fatiga. Por ejemplo, de carga interna y carácter fisiológico: la frecuencia cardiaca o la economía de carrera a una determinada intensidad (absoluta -a una determinada velocidad- o relativa -a la velocidad asociada a un hito fisiológico); de carácter mecánico: la amplitud de zancada o el duty factor (tiempo de contacto en relación al tiempo total de zancada); o de carga externa: la potencia pico, la distancia recorrida o la velocidad ascensional para un tiempo de esfuerzo dado (5 min, 20 min,…).

2️⃣ Características del esfuerzo «fatigante», aquel que vamos a utilizar para testar su influencia sobre el indicador(es) de rendimiento escogido(s). Las principales dimensiones serán:  la naturaleza del esfuerzo (continuo o fraccionado), la implicación muscular (carrera en llano, en subida o en bajada), el dominio de intensidad en el que lo realicemos (moderado, fuerte o severo) y cuanto nos aproximemos al tiempo límite para dicha intensidad. En el caso de optar por un entrenamiento fraccionado, también será importante además la densidad, relación entre tiempo de esfuerzo y el de recuperación.

3️⃣ Análisis de la curva de degradación. A mi juicio, este es el componente más difícil de llevar a la práctica. En la mayoría de estudios de investigación realizados hasta el momento, por ejemplo, no se han analizado curvas de degradación como tal, sino que «únicamente» se ha comparado el indicador(es) de rendimiento escogido(s) en condiciones óptimas (sin fatiga previa) y tras la realización de un determinado esfuerzo  y se ha determinado su grado de deterioro. ¿Qué diseño es necesario entonces para analizar una curva de degradación? Alternar de manera correlativa repeticiones del esfuerzo «fatigante» y test de control. Pongamos un ejemplo:

👉 Podríamos diseñar una sesión de entrenamiento / evaluación que consistiese en repeticiones en subida de 10 min de duración a la velocidad ascensional (m/h) correspondiente al umbral anaeróbico, intercaladas con test de control de 5 min en llano a la velocidad lineal correspondiente, en este caso, al umbral aeróbico.

🧐 Como indicadores de rendimiento, podríamos analizar parámetros mecánicos (amplitud de zancada y duty factor) y fisiológicos (frecuencia cardiaca), y añadir incluso la percepción subjetiva del esfuerzo.

🔑 ¿Y cómo estableceríamos la duración de esta sesión test y analizaríamos la curva de degradación? En primer lugar, el deportista tendría que realizar tantos bloques como sea necesario para generar un deterioro «observable» en el parámetro que hayamos fijado como principal: pongamos que sea la frecuencia cardiaca y que la frontera para considerar que se produce ese deterioro sea un cambio >5% (p.ej. para una frecuencia cardiaca de 140 ppm, más de 7 pulsaciones de incremento). Una vez alcanzado ese punto, el corredor tendrá que intentar completar al menos 2 bloques más para poder generar la curva de degradación.

En ausencia de valores normativos, dado que se trata de una propuesta que carece por el momento de validación científica, su utilidad fundamental sería comparar a un deportista consigo mismo en diferentes momentos de una temporada o de un ciclo de entrenamiento. Y eso es lo que hemos hecho, utilizando datos arbitrarios (ojalá en un futuro próximo sean datos reales), en el gráfico de arriba.

En próximas entradas seguiremos profundizando en este tema!

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