En los últimos años se han publicado varios trabajos que han estudiado la incidencia de lesiones en Trail Running, dónde se localizan más habituales y qué factores pueden predisponernos a sufrirlas. Dejando de un lado los problemas dermatológicos (fundamentalmente ampollas) y gastrointestinales, vamos a centrarnos en las lesiones musculo-esqueléticas.

✍️ El último estudio que se ha publicado al respecto (noviembre de 2020), analizó las lesiones que habían sufrido durante los 12 meses previos a la competición 305 corredores de los 412 participantes en una prueba llamada Skyrun, que se disputa en Sudáfrica.

Un 28% de los corredores afirmó haber sufrido alguna lesión y un 5% aseguró haber sufrido más de una lesión en dicho periodo. La incidencia relativa fue de 49 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento.

📌Respecto a la localización de dichas lesiones, un 26% fueron en la rodilla, un 21% en el tobillo y un 17% en el pie. En un 44% de los casos de trató de lesiones musculotendinosas y en un 20% de lesiones en ligamentos o cápsulas articulares. Ninguna variable relacionada con el entrenamiento de las evaluadas (volumen de kms semanal, desnivel positivo acumulado, número de sesiones semanales de entrenamiento) mostró una relación significativa con el riesgo de lesión.

En corredores de asfalto, una revisión publicada en 2015, estimó una incidencia relativa de 8 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento. Incluso en corredores noveles, donde la cifra aumentaba hasta las 18 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento, la incidencia es sustancialmente menor que en Trail Running.

🔍 ¿Se lesionan entonces más los corredores de Trail que los de asfalto?

Pues no lo sabemos. Hemos hecho mención al último estudio publicado en el área; sin embargo, trabajos anteriores habían mostrado cifras algo distintas. Un trabajo realizado con 228 corredores de Trail holandeses, a los que se hizo un seguimiento mínimo de 6 meses (obteniéndose datos cada 2 semanas), obtuvo que un 66% de los participantes sufrió al menos una lesión durante esos 6 meses (y casi un 30% más de una lesión). De hecho, la prevalencia de lesión cada 2 semanas fue de un 22%.

1 de cada 5 corredores era esperable que reportase una lesión cada 2 semanas. Sin embargo, la incidencia relativa fue sustancialmente menor a la reportada en el estudio sudafricano: 10,7 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento. Una cifra muy cercana a la mostrada para corredores de asfalto.

Otro dato interesante que aporta este trabajo es que más de la mitad de las lesiones encontradas supusieron, al menos, una reducción moderada o severa del volumen o la intensidad de los entrenamientos durante un periodo medio de 2 semanas. Este hecho pone de relevancia un principio que por más veces repetido no deja de conservar su vigencia: la ausencia de lesiones es clave para lograr la necesaria continuidad en los entrenamientos, que finalmente es la llave para mejorar el rendimiento a medio y largo plazo.

🎯 ¿Podemos advertir un riesgo elevado de lesión gracias a la monitorización de las cargas de entrenamiento?

Sergio Matos, un investigador portugués, ha publicado recientemente un estudio en el que se realizó un seguimiento de 52 semanas a 25 corredores de Trail. Durante ese periodo, los participantes reportaron 38 lesiones. Los autores del trabajo analizaron en las 3 semanas previas a la lesión 4 índices de carga fisiológica (carga aguda, ratio entre carga aguda y carga crónica, monotonía y carga x monotonía) en base a 3 variables: distancia, tiempo de entrenamiento y esfuerzo percibido. Sus resultados muestran un patrón bastante homogéneo en los 12 índices generados:

Una caída entre un 15 y un 20% de la tercera a la segunda semana antes de la lesión, seguido de un aumento entre un 15% y un 44% de la segunda semana a la inmediatamente anterior a la lesión, finalizando con un ligero o moderado incremento en la semana de la lesión.

☝️ Por tanto, el riesgo no estaría tanto en los incrementos súbitos de la carga de entrenamiento, sino especialmente cuando éstos se producen precedidos de una semana de menor carga. Considerando la facilidad que tenemos actualmente para monitorizar y analizar éstas y otras variables de entrenamiento (por ejemplo las de tipo mecánico relacionadas con la eficiencia en la impulsión), y sabiendo cuál es la herramienta profiláctica por excelencia para disminuir el riesgo de lesiones por sobreuso -el entrenamiento de fuerza-, parece que deberíamos ser capaces de disminuir la incidencia de lesiones en Trail Running. No obstante, un porcentaje de riesgo aleatorio siempre quedará fuera de nuestro control.

🧩 Entrena con sentido