👉 No lo digo yo (aunque estoy completamente de acuerdo con la afirmación), sino que lo concluyen los autores de un estudio que fue publicado hace unos meses (en mayo de este año) en la revista Human Movement Science, y que puede consultarse aquí (se trata de un artículo de acceso libre).

✍️23 corredores tomaron parte en el estudio. Utilizando un sistema de feedback táctil, los participantes corrieron con sus zapatillas habituales a una velocidad de 10.8 km/h (5’33″/km) en cuatro condiciones experimentales diferentes: flexión del tronco libremente escogida, 10º, 20º y 30º de flexión del tronco. Se analizaron variables cinéticas y cinemáticas. Entre los resultados que obtuvieron, yo destacaría los siguientes:

  • Constataron un aumento del 28% en el overstride (distancia desde la proyección del trocánter mayor de la cadera hasta el tobillo) en la condición de máxima inclinación del tronco frente a la condición de inclinación libremente escogida.
  • Contrariamente a lo hipotetizado por los autores, una mayor inclinación del tronco supuso una disminución de la longitud de zancada y, consecuentemente, un incremento de la frecuencia de zancada.
  • Sin embargo, dicho aumento en la frecuencia de zancada se produjo a expensas de una reducción en el tiempo de vuelo, observándose, por tanto, una zancada más pendular.
  • Un mayor grado de inclinación del tronco en la fase de apoyo generó un momento angular mayor en la cadera, pero menor en la rodilla y el tobillo, como a priori era esperable. También puede leerse al contrario -que quizás es incluso más relevante-:  una menor inclinación del tronco en la fase de apoyo se vincula a un momento angular menor en la articulación de la cadera, pero mayor en las de la rodilla y el tobillo.
  • El ángulo de contacto del pie con el suelo se incrementó significativamente en la condición de mayor inclinación del tronco (contacto más talonado). Los picos de impacto y de frenado también mostraron una asociación positiva con el grado de inclinación del tronco (fueron mayores a medida que aumentaba la inclinación del tronco).

🔓¿Conclusiones?

A mi modo de ver, tres principalmente:

  • La más obvia, que en los estudios de biomecánica de la carrera el análisis de la flexión de tronco en la fase de apoyo debe ocupar un lugar central.
  • En segundo lugar, la relevancia de considerar aspectos ligados a la prevención de lesiones, pero también a la mejora de la eficiencia de carrera en los estudios de biomecánica de carrera.
  • Y en tercer lugar, y diría que para mí casi la más importante, la pertinencia de «anclar» cualquier propuesta de reeducación del patrón motriz de carrera en una aptitud neuromuscular suficientemente sólida como para que dichos cambios no comporten un empeoramiento de la economía de carrera (derivado por ejemplo de un aumento en el duty factor), ni sobre todo un incremento en el riesgo de lesión en los grupos musculares que como consecuencia de dicha modificación serán más exigidos de lo que lo eran anteriormente.

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